Juan Bautista Aguirre
Lisseth
Martínez
El presente ensayo pretende dar a conocer a la época
colonial por medio de su máximo representante como es Juan Bautista Aguirre, y
la influencia que tiene este frente al gongorismo, y la utilización de figuras
literarias dentro de su poema “Breve
diseño de las ciudades de Guayaquil y Quito ” el mismo que pretendo darles a
conocer su análisis y estructura.
El poeta colonial ecuatoriano, el padre jesuita Juan
Bautista Aguirre, ha sido olvidado, rescatado y vuelto a olvidar desde finales
del siglo XVIII, pese a ser el primer poeta colonial, pues este permaneció
desconocido y subestimado por mucho tiempo, hasta que en 1918 el intelectual ecuatoriano
Gonzalo Zaldumbide le devolvió su merecido sitial por medio de un artículo
titulado "Un Gran poeta guayaquileño
del S.XVII, el Padre Juan Bautista Aguirre". Cabe recalcar que fue un
notable escritor y poeta de la América colonial. Y además es considerado como
uno de los precursores de la poesía hispanoamericana y ecuatoriana.
El campo de los estudios coloniales ha sido, sin lugar
a dudas, uno de los más apasionantes y
fructíferos durante los últimos quince años. Guiados por un afán innovador que
asume en su razón misma de ser un carácter interdisciplinario, críticos
literarios, historiadores, etnógrafos, antropólogos, artistas y científicos que
han escudriñado textos y documentos culturales de toda índole que nos han
permitido tener una imagen cada vez más clara de la época colonial, además que
en esta labor se halla implícita la idea de que durante este periodo
emerge y se desarrolla una identidad
“hispanoamericana”, distinta ya de una “española”. Pues es fácil justificar
esta aserción, basta con considerar la rivalidad que surge desde los primeros
años entre criollos y peninsulares. Asumir esa identidad nos ha llevado a asumir
que todos los productos culturales del período participan de esa ‘búsqueda’, de
esa ‘americanización’ cultural. Sin embargo, como han explicado entre otros
Octavio Paz y Ángel Rama, desde perspectivas diferentes, la conciencia
“criolla” es el resultado de un afán por mantener un sistema de clases basado
en grados de mestizaje. No es, pues, un preludio a la independencia sino un afán
de integrarse, de una manera típica en sociedades coloniales, al mundo de la
metrópoli o época antigua.
También debemos tomar en cuenta que en la época colonial,
existen varios escritos de indígenas ecuatorianos en quechua. El más famoso de
ellos es la llamada Elegía a la muerte de Atahualpa, atribuida a Jacinto
Collahuazo, un cacique nacido en las cercanías de la ciudad de Ibarra.
Hablando de poesía, el máximo representante en Ecuador
para esta época es el padre Juan Bautista Aguirre (1725-1786), debido a que Su
poesía, al igual que la de la mayoría de poetas coloniales, está guiada por
modelos españoles y es de temática casi exclusivamente religiosa. Otros poetas
coloniales ecuatorianos son Antonio Bastidas y Jacinto de Evia.
Juan Bautista Aguirre poeta ecuatoriano nació en Daule,
cerca de Guayaquil, el 11 de abril de 1725. Se formó recibiendo cultura
literaria, clásica, filosófica y teológica en el Seminario Menor de San Luis de
Quito y a la edad de quince años ingresó, como muchos otros jóvenes
intelectuales de la época, en la Compañía de Jesús, y se ordenó en1754. Desde
muy joven gozó de gran prestigio intelectual, lo que se evidencia debido a que
en 1756 fuera nombrado catedrático de filosofía en la Universidad San Gregorio Magno,
en Quito. Se conservan algunos de sus extensos tratados filosóficos, y algunos
han sido incluso reeditados.
En Quito fue
también muy conocido como poeta, tanto ‘serio’ como sobre todo satírico y
polemista. Desgraciadamente, de su obra burlesca quedan muy pocos textos. En
1767, junto con todos los demás jesuitas americanos, fue expulsado de las
colonias y se trasladó a Italia, donde vivió en Faenza y luego en Tívoli.
En Italia ocupó -gracias a las virtudes y talento que lo
caracterizaban importantes cargos de gran responsabilidad, como superior del
convento de Ravena, rector del colegio jesuita de Ferrara y catedrático de
teología moral en varios colegios y universidades de Roma, donde además fue
llamado como Consejero de los papas Clemente XIV y Pío VII. Allí su fama de
teólogo le valió el puesto de consejero espiritual de los tres obispos que se
sucedieron en la diócesis.
Como escritor religioso Juan Bautista Aguirre cultivó la
oratoria sagrada, y como poeta escribió gran número de versos que responden a
una amplia temática que va desde los poemas religiosos y morales a los de tipo
amoroso, a menudo mitológicos. Su poesía se encuentra muy anclada en la
corriente gongorina.
Pues la corriente gongorica se caracteriza por las
complicaciones formales, la dificultad de las metáforas, los juegos de
palabras, las alusiones, las elipsis y los símbolos, respondiendo todas a un
mismo objetivo: que consiste en llamar la atención de una sociedad deseosa de
conmoción y sorpresa, lo que hacia características las obras y poesía de Juan
Bautista Aguirre. Además que esta corriente surge en una época compleja después
del Renacimiento, se prolongó hasta el siglo XVIII siglo en el cual Juan
Bautista Aguirre alcanza su máximo apogeo al convertirse en uno de los primeros
poetas coloniales en el ecuador.
Corriente también conocida como El Barroco; donde los
temas más frecuentes son aquellos en los que se da cauce a todos los
sentimientos; a saber, la muerte, el amor, la libertad, la angustia, la
salvación; temas ya planteados con otra concepción en la sociedad renacentista,
buscando ante todo la intensificación y la exaltación de la realidad.
A este poeta también se lo conoció como un barroco de la
colonia, como ya se ha hablado anteriormente este tenía un estilo similar al de
Luis Góngora, pues Los pocos críticos literarios que se encargaron de Aguirre
durante los siglos XIX y XX insistieron en que su calidad literaria se debía a
su asombrosa capacidad de reproducir las formas barrocas de Góngora y Quevedo.
El barroco en el siglo XVIII en América era una corriente
ya casi pasada de moda, y sin embargo, los expertos insisten en que Aguirre fue
un buen poeta por parecerse a los barrocos españoles. Considero que en parte esta
interpretación parece más la historia de un complejo de inferioridad que se
repite: pues estos críticos consideraban buena a la poesía de Aguirre pos su
similitud a la de gongora o en verdad les parecía interesante o es acaso que ¿somos buenos porque nos parecemos a los
europeos?
Pues no se puede negar lo barroco en Aguirre pero no se
puede tampoco aseverar una calidad poética medida con base en el parecido a lo
español. Hay que preguntarse por qué su poesía es ecuatoriana y americana, y en
dónde se bifurcan los caminos del barroco español y del americano.
Cuando se habla del barroco americano, muchos dicen que
no hay diferencia con el español, ¿pero es esto cierto o es que esto es un
reflejo de nuestra manía por comparar nuestra calidad a un referente europeo?
¿Por qué Juan Bautista Aguirre fue escogido y rescatado del olvido varias veces
por críticos americanos (no necesariamente ecuatorianos) si su obra era
solamente una copia de Góngora y no tenía identidad?
La mayor parte de su producción no fue descubierta hasta
1937, cuando se encontraron sus "Versos castellanos, obras juveniles,
misceláneas", entre los cuales destaca la epístola en décimas "Breve
diseño de las ciudades de Guayaquil y Quito".
Poema jocoso serio donde trata de describir o expresar lo
que piensa en cuanto a estas dos ciudades, resaltando diferencias y al mismo
tiempo pretende dar a conocer en este que se burla y desprecia a la capital, tanto
así que de una manera burlesca trata de compararla con el infierno, mientras
adora y bendice al puerto, al que relaciona con el cielo.
También en este poema Aguirre pretende dar a conocer las diferencias culturales
entre costeños y serranos recalcando que estas son tan amplias, que llegan al extremo del sarcasmo, la burla,
la ironía y el insulto disimulado, rechazo astuto, enmascarado y poético hacia
la ciudad capital.
Considero que el poema molesta a cualquier quiteño, y aún
más a cualquier quiteña, que lo lea debido a que Aguirre se torna un poco
grosero al referirse a ellas, además que según el poeta, en Quito las mujeres
son feas y poco atractivas, citando a continuación un párrafo de lo que él dice
de la mujer quiteña:
“Estas quiteñas, como oso,
están llenas de cabello
y, aunque tienen tanto vello,
más nada tienen hermoso;
así vivo con reposo
sin alguna tentación,
siquiera por distracción
me venga, pues si las hablo,
juzgando que son el diablo
hago actos de contrición.”.
Para Aguirre las mujeres quiteñas en comparación con las guayaquileñas
eran feas, pues el poeta no sentía ni distracción y mucho menos tentación al
verlas, comparándolas con los osos.
También Aguirre critica a la gente quiteña en general
tratándola de hipócrita.
Va también tal cual rapaz
vestido de ángel andante,
con su cara por delante
y máscara por detrás;
con tan donoso disfraz
echan unas trazas raras,
dándonos señales claras
que, en el quiteño vaivén,
aun los ángeles también
son figuras de dos caras.
En esta estrofa Juan Bautista compara a los quiteños con
los ángeles pero de una manera despectiva, llamándoles hipócritas, pero también
debemos tomar en cuenta que él era un religioso y sin embargo se refiere a los
ángeles como figuras de dos caras.
Es por esto que Los críticos contemporáneos Patre y Mafla
(2008) y Cevallos (1998) parecen ofrecer una nueva mirada: Aguirre copió las
formas barrocas para parodiarlas y cuestionarlas. En un análisis detenido del
poema antes citado, superando con dificultad las ofensas regionales, se
encuentran elementos modernos que vislumbraban ya una nación ecuatoriana.
Y considero que más allá de que los quiteños se sientan
ofendidos o no, si se lee con detenimiento, el poema es el reflejo de una etapa
de transición entre la colonia y la entonces futura República del Ecuador.
Es entonces que al verlo desde este punto de vista, la
poesía de Aguirre adquiere otro sentido: es una obra de transición, con el fin
de pasar a algo nuevo. Pues Quito en ese entonces era una ciudad tradicional,
cerrada y conservadora. Por eso el poeta la pinta como el infierno, como el retraso,
como grotesca e hipócrita, además que también se puede llegar a pensar que
Aguirre no se sentía a gusto en ese
lugar o quizá sentía cierta repugnancia al encontrarse fuera de su ciudad natal.
Aguirre no había vivido en Guayaquil hacía mucho tiempo, y la idea que tenía de
su ciudad era de un puerto abierto al mundo y a las nuevas ideas, por eso la
pinta como el cielo.
En este poema, los elementos barrocos tomados de Quevedo
(lo grotesco, la hipérbole) le sirven al poeta para retratar una sociedad estancada
pero que busca salidas, que mira ya la posibilidad de una nación (marcada por
el regionalismo entre Costa y Sierra), pero que no puede negar la colonización
e influencia de la cultura española (el barroco). La poesía de Aguirre ve al
frente y al pasado al mismo tiempo. Es poesía de transición. Su valor está en
que el uso de los elementos barrocos refleja un sentido muy ecuatoriano: una
división regional, una añoranza de la tierra madre (en este caso Guayaquil,
pero también para los criollos España) y un sentido de progreso naciente.
El estilo de Juan Bautista Aguirre es Barroco, su poesía
es demasiado adornada; repite con gran frecuencia palabras, símbolos extraídas
de la naturaleza y otras de la mitología. En su poesía épica manifiesta una
imaginación libérrima; hay concisión, emplea magistrales pinceladas
descriptivas y evita la redundancia.
En general puede decirse que la poesía del padre Juan
Bautista Aguirre tiene movimiento, pasión y emplea el diálogo y un tono
acelerado o sereno de acuerdo a la naturaleza del tema en este caso sería un
tono acelerado debido a las expresiones que utiliza al referirse a la ciudad de
quito, pero un tono sereno y elegante para con la ciudad de Guayaquil.
También en este poema es muy notable la sátira y el tono
burlesco con el que expresa indignación hacia la capital, y además utilizando
los vicios individuales o colectivos, las locuras, los abusos o las
deficiencias que ponen de manifiesto en el poema, por medio de la
ridiculización, la farsa, la ironía y otros métodos; ideados todos ellos para
lograr una mejora de la sociedad que es lo que se cree que pretendía el poeta.
La importancia de la poesía de Juan Bautista Aguirre se
manifiesta entre otras cosas en la gran atención que la crítica le ha brindado.
Algunos críticos modernos encuentran en Aguirre
originalidad de expresión y un notable acercamiento a la poesía moderna;
influido por el gongorismo, su poesía ha traspasado los límites de su época.
A demás que la poesía de Juan Bautista Aguirre es una
herencia literaria Rica y extensa, sobre todo en lo relacionado a obras de
teología, muchas de las cuales aún permanecen inéditas; pero donde mayor brillo
alcanzó fue en el campo de la poesía, cuya amplia gama trató con singular
talento. Tal es el caso de sus “Décimas a Guayaquil y Quito”, o “A un Zoilo”,
de carácter satírico; “A una Dama Imaginaria” y “A Unos Ojos”, de género
romántico; “Carta a Lizardo” y “Soneto Moral”, filosóficas; o “Rebelión y Caída
de Luzbel y sus Secuaces” y “Rasgos Epicos de la Concepción de Nuestra Señora”,
de carácter épico.
Juan bautista Aguirre destacado poeta aunque a veces
olvidado fue un notable escritor en la época colonial y reconocido por su
estilo barroco muy parecido al de Luis de Góngora. En su poema “breve diseño de
las ciudades de Quito y Guayaquil” nos pone a pensar y a reflexionar si en
verdad este autor sentía tanto desprecio por la ciudad capital o era tan solo
su estilo y su imitación que tenia hacia Góngora, y hacer un inca pié en cuanto
al regionalismo de ese entonces y todo esto utilizando la sátira que no es más
que una figura literaria que se expone de manera burlesca, aunque ridiculizando
a la gente de esta ciudad por medio de la ironía.
¿Pero será acaso que Aguirre simplemente se valió de este
estilo con el fin de hacer reaccionar a la gente de ese entonces y lo único que
él quería era una mejora de la sociedad y hacer recapacitar al pueblo quiteño?